Homilia 3er domingo adviento

Por: Fray Gerardo Arias

 

“Jesús les respondió: «Vayan a anunciar a Juan lo que están viendo y oyendo: los ciegos ven, y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el Evangelio. ¡Y dichoso el que no se escandalice de mí!»”. Evangelio III domingo de Adviento

 

Esta respuesta de Jesús a Juán el bautista llama la atención porque en realidad no es una respuesta a la pregunta que se ha planteado. El hecho de que los ciegos vean, que los inválidos caminen y los leprosos queden limpios, no responde si Jesús es o no el que habría de venir. Pero llama la atención sobre los portentos que están sucediendo en la sociedad: los milagros siempre llaman la atención.

 

Pero, quizá, tengamos que profundizar un poco más en estos acontecimientos, para darnos cuenta que hay algo más. En tiempos de Jesús las enfermedades no eran solamente cuestión de salud o de higiéne; implicaban también una condición moral, el enfermo estaba maldito. Recordemos la situación de los leprosos que eran excluídos de la vida de la comunidad, excluídos a tal grado que tenín que sonar una campana para avisar que se acercaban y los demás puedieran tener tiempo de esconderse, de correr.

 

Cuando Jesús hace una curación, aparte de devolver la salud reintegra al excluído a la vida comunitaría: “vayan y preséntense ante los sacerdotes”; “lleven la ofrenda al templo”, es decir vuelvan a su vida de comunidad. Intégrense de nuevo a la vida común y participen de ella.

 

Con mucha frecuencia nosotros excluímos personas de nuestra vida, por rencor, por orgullo, por deseo de venganza, por envidia, porque pensamos que incluso ni siquiera la palabra podemos dirigir a algunos. Son muchas las razones que tenemos para excluir y, a veces, es sano tomar distancia mientras recuperamos la fuerza para el reencuentro, sin embargo, a veces nos acostumbramos a excluíir, quisieramos dar una campana a los que no queremos cerca de nuestra vida.

 

Quizá este adviento cuando digamos ¡Ven Señor! O “el niño Jesús va a nacer en nuestro corazón”, también pensemos cómo estamos dispuestos a reintegrar a nuestra vida a aquellos que hemos excluído, pues recordemos que el Señor no es solo un niño que nace, es un niño que por su propia presencia nos recuerda que hay que ser constructores de paz. Así pues, durante este Adviento toma la responsabilidad de invitar a Jesús y actúa en consecuencia. Reintegra a tu vida a los que has excluído, así como Jesús lo hace cuando sana y transforma la vida de las personas.

 

Fray Gerardo Arias, O. P.

 

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Frecuencia de Fe: Viernes 7 PM (hora de México) por Radio Católica Internacional

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