Gracias os damos, Dios de misericordia, por haber señalado vuestra clemencia para con nosotros al bendecir esta página, que comenzó su andadura hace ahora tres años, con un 1.000.000 de visitantes, a los cuales les damos gracias por atender lo que propusimos en el comienzo de nuestro caminar, al amparo misericordioso de vuestra Santa Palabra, atendiéndola, aprendiéndola y cumpliéndola bajo vuestra protección.
Reconociéndonos pecadores y sabiendo que Vos esperáis nuestra conversión no queriéndonos dejar perecer con nuestros pecados, vicios, faltas y negligencias; porque si hubieráis querido, Señor, tratarnos con el rigor que merecen nuestras culpas, ya ha mucho tiempo que nos hubiera tragado el abismo. Mas nosotros os suplicamos, Señor dulcísimo y eternísimo Padre, que no permitáis que por nuestra culpa se quede estéril y sin fruto la bondad con que habéis esperado a las ovejas perdidas por tanto tiempo. Apartad de nosotros semejante desgracia; pues no queréis la muerte del pecador, sino la destrucción del pecado; perdonadnos los pasados desórdenes; dadnos al presente la gracia de enmendar nuestras vidas; concédenos en adelante la gracia de estar atentos, y de aplicar las más severas precauciones contra nuestras inclinaciones malignas; dadnos tiempo y lugar para llevar frutos dignos de penitencia; abrid con vuestro Espíritu Santo los ojos de nuestras almas, para que veamos y lloremos nuestros extravíos. Este es, Señor, el tiempo favorable, y estos los días de nuestra salud. Apiadaos de nosotros, ¡oh gran Dios! y no perdáis al pecador con su pecado; no reservéis el castigo de nuestras culpas para la otra vida. Dignaos por vuestra insigne clemencia de romper los lazos de nuestras iniquidades, antes que los de nuestras vida; dadnos un corazón contrito y humillado; concedednos el don de las santas lágrimas; brille en nuestros corazones vuestra luz, y resplandezca en nuestro cuerpo la fuerza de vuestra gracia, para que nosotros veamos lo que debemos hacer y ejecutemos con valor lo que nos dáis a entender que pertenece a nuestra obligación y lo cumplamos constantemente por todos los días de nuestra vida.